Que no, que no...que no me he metido a carnicera. Que resulta que en Madrid había un matadero y al contrario que en muchas ciudades, no lo tiraron abajo. ¿Y qué hicieron? Pues adecentarlo un poco, limpiar el polvo por aquí y por allá, raspar alguna pared...y ¡tacháaan! Ya tenemos un espacio cultural.
Su libro, gracias.
Una práctica demostración a través de sus pabellones que en cultura es más importante el contenido que el continente.
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¿Y qué hacía yo allí? Pues asistir como invitada a Documenta Madrid y presentar el Festival Internacional de Cine Invisible de Bilbao con dos obras: Living Juarez y Silvestre Pantaleón (esta última es de esas joyitas escondidas que pocos conocen).
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