¿Que qué tienen en común Bata y Barakaldo? La b, la a, una tienda de zapatos, un futbolista de los años 30 y este blogggg
viernes, 24 de junio de 2011
Carta de Josefina Ada Obiang en la clausura de las clases de español
BUENAS TARDES SEÑORAS Y SEÑORES INVITADOS.
ESTA ES UNA CLAUSURA ESPECIAL PARA NOSOTROS, AL SER LA PRIMERA VEZ QUE NOS DEJAN HABLAR.
EN NOMBRE Y REPRESENTACIÓN DEL GRUPO DE LECTOESCRITURA, A LOS QUE DE UNA MANERA ESPECIAL SE LLAMÓ EN UN PRINCIPIO, MAMÁS DEL MERCADO. VOY A INTERVENIR EN ESTE ACTO.
EN ESTA PRIMERA OCASIÓN QUEREMOS DEMOSTRAR LO QUE DURANTE MUCHO TIEMPO HEMOS APRENDIDO, ANTES DE HACERLO,QUEREMOS AGRADECER PRIMERO AL CENTRO CULTURAL ESPAÑOL POR ESTA ESCUELA QUE NOS HA DADO, YA QUE SOMOS UN GRAN GRUPO DE PERSONAS QUE REPRESENTA A OTROS QUE COMO NOSOTROS NO PUDIMOS HACER ESTUDIOS PRIMARIOS, OTROS SOLO HICIERON DOS CURSOS DE PRIMARIA, OTROS SIN FINALIZARLO Y NOS HICIERON PRONTO MADRES Y TRABAJADORES DEL CAMPO.
MUCHOS LLEGAMOS AL CENTRO CULTURAL SIN SABER ESCRIBIR, LEER, SOLO SACABAMOS UNAS PALABRAS POR OIR MUCHO A NUESTROS HIJOS Y NIETOS.
AQUÍ HEMOS APRENDIDO ALGO: A LEER, A COPIAR, A HABLAR DELANTE DE LOS COMPAÑEROS. ESTE ES EL MEJOR EJEMPLO.
AHORA ENTENDEMOS LOS SUSPENSOS DE NUESTROS NIÑOS. ESTO ES DIFÍCIL. BUENO, NO SABEMOS SI ES POR HACERLO DEMASIADO VIEJOS, CON TENER QUE CUIDAR LA CASA, VENDER, BUSCAR COSAS QUE NO SE ENCUENTRAN NUNCA…
TERMINAMOS AGRADECIENDO UNA VEZ MÁS AL CENTRO CULTURAL QUE NOS HA HECHO VIVIR LO QUE PERDIMOS DE NIÑOS Y PEDIR A LA DIRECCION QUE NOS AUMENTEN MAS HORAS. NUESTRAS GANAS SE VEN EN NUESTRA ASISTENCIA PORQUE NO FALTAMOS, NI DEJAMOS DE VENIR… DE VERDAD QUE NOS GUSTA.
Cuando en el mundo aparece un verdadero pescador todos los peces se conjuran contra él...
Se avecinaba el primer concurso internacional de pesca en GE. Aquí mucha gente pesca en diversas variantes (desde la playa, en cayuco y no me acuerdo de las otras) y Edu, uno de los polis del consulado que siempre nos cuenta historias de malos (que no puedo reproducir, pues son secretas), es muy aficionado a la pesca así que allá que fuimos.
También vino Rubén, un canario, la myr, que iba de concursante y yo, que participaba en calidad de organización y jurado calificador, ¡qué de cargos! ¡qué responsabilidad!
Van llegando los primeros participantes…
La pesca tiene su aquel, me refiero que no es sólo querer que piquen los peces,
hay que currárselo un poco… y preparar los preparativos…
Trabajo fino.
Para ello hay miles de cacharritos y cositas, complementos de la caña que facilitan el trabajo.
Maletín de accesorios pesqueros, anzuelos, boyas y el celebérrimo hilo de pescar (que siempre se usa para otra cosa).
Caña profesional vista desde arriba
En contra de cualquier previsión (…) los tres concursantes que había (¿dónde se metió el resto?) no pescaron mucho… bueno más bien no pescaron casi nada… o nada… ¡pero no sería por falta de ganas! Así que como no hay fotos de las capturas enseñamos las “muestras” que son los pececitos de mentira dispuestos a engañar a los de verdad... (qué malos compañeros, ay qué ver...)
¡Pero qué viene por aquí! ¡¡Un calamarcito superideal dispuesto a sacrificarse!!
Pesca de riesgo en alta mar.
Pequeños enredos que dan vidilla al concurso
Er cancillé participó fuera de concurzo (había llegao tarde)
La jurado calificadora sin gafas de sol. Menos mal que no había mucho que calificar…
Pero bueno, fue una jornada estupenda que terminamos con pinchitos de cebú y una castel bien fría. ¡¡Nos vemos en el siguiente!!
Si os digo que de Alto Cedro voy para Marcané, llego a Cueto y voy para Mayarí, probablemente no os diga nada.
Pero ¿y si le ponemos un poco de música?
Esta es la propuesta que Paradiso nos ofrece para otro tipo de turismo en Cuba, alejado de playas y hoteles de pulsera donde las muchachas cuentan las bondades de la revolución a cambio de arrugas en las sábanas.
El recorrido comienza en Holguín a bordo de un autobús escolar adornado con banderas cubanas que ondean cuando nos ponemos en marcha. Después de unas cuadras, un giro a la derecha y otro a la izquierda, hacemos nuestra primera parada. Un grupo toca a nuestra llegada y la gente se anima en la calle.
Seguimos la ruta a través de campos, palmeras y pequeños pueblos. Algunas personas conversan en el bus, otras duermen, se refrescan con una cerveza pagada en moneda nacional o pierden su mirada a través de la ventana mientras se despeinan (algo impensable en los acorazados y herméticos buses europeos).
Llegamos a Alto Cedro, donde la gente nos espera impaciente para dar comienzo a la actividad central del día. Un chirrido metálico nos indica que ya llegan los novios (con su tarta), y de ahí, concierto, baile con niñas y niños, y concierto otra vez. No puede faltar el Chan Chan, con el que la gente se pone a bailar.
Dejamos Alto Cedro bajo un sol de justicia para dirigirnos a la antigua azucarera Loynaz Hechavarría (aún en funcionamiento). A simple vista todo es igual. Es cuestión de acercarnos al patio en el que la gente se congrega para empezar a notar las diferencias. La música, los colores, los bailes son más afrocaribeños, según me explican, con influencia de Haití.
Una detallada función donde se representa la vuelta a la vida de una persona muerta, un ritual con ofrendas y demostraciones de lo que esa nueva persona es capaz de hacer gracias a la posesión de su cuerpo (sujetar una pesada mesa con la boca, caminar sobre vidrio, soportar cortes de machetes sin inmutarse, etc.). Ritmos repetitivos, algún que otro ¡ay! por parte del público y admiración, mucha admiración.
Terminada la función aplausos, alivio al ver que el poseído posa sonriente para las fotos y pies rotos.
El hambre se hace presente a estas alturas y siguiendo la canción nos dirigimos a Cueto. Algunas de nosotras pedimos a la guía una 'parada técnica', y es que por mucho calor que haga la cerveza no perdona. Y como siempre, todo se soluciona con una cuadra a la izquierda y otra a la derecha. ¿No hay baños? Pues nos metemos al cine, que allí sí hay. Sin agua, sin papel, sin puertas y con algún póster descolorido del Festival de Cine Pobre, pero baño al fin y al cabo.
Después de degustar un trozo de carne con arroz y frejoles cobijados bajo alguna sombra, tomamos rumbo a Mayarí, punto final del recorrido. Visitamos el pequeño (y a la vez grande) Museo del Son y vamos a la plaza, donde una orquesta ameniza la tarde a ritmo de salsa.
Cansados pero sonrientes sólo podemos agradecer el haber participado en esta experiencia tan especial y recomendable. Turismo cultural lo llaman. Tomad nota cuando vayáis a Cuba.